Atrás han quedado aquellos tiempos en que la belleza femenina se basaba en modelos, altísimas y delgadísimas, que se comían el mundo encima de las pasarelas. Ahora los hombres prefieren a mujeres voluptuosas, con carne. Y si son estilosas, trabajadoras y activas sexualmente, les ha tocado la lotería.
El espejo es ese gran amigo/enemigo de las mujeres. Vernos reflejadas en él hacía subir nuestros complejos, que si michelín por aquí, cartuchera por allá, el pecho se me cae por un lado, qué culo me hace este pantalón... Todas estas preocupaciones nos rondaban por una simple razón: ellos.
Pero chicas, nunca más. Prometedlo. Esta concepción de la mujer gordita ha cambiado. Porque ahora ellos nos prefieren así, como estamos, en nuestro peso. Se han aburrido de las chicas que solo tienen hueso y que son, genéticamente, perfectas.
Ahora se ve que nunca les ha importado la talla que utilizamos, sino que estemos proporcionadas, o sea, con nuestro pechito, nuestro culete, nuestra cinturita... ¡Estos hombres nos volverán locas!
Encuentran muy erótico los escotes y traseros generosos, y la barriguita y los muslos redondeados. Sexualmente les encanta porque invita a tocarlo y a mordisquearlo. Es todo por puro placer varonil. Sobre todo les atraen las que no están obsesionadas con su cuerpo porque desprenden seguridad, y eso les pone, y mucho.
Ven en nuestras curvas un elemento de confianza y es que nuestras chichas les hacen pensar que van a estar más protegidos por nosotras. Pues que se preparen. Nos han hecho sufrir a base de dietas durante años y ahora descubren este gran secreto. Desde luego, no hay quien los entienda.
Parece broma pero la conclusión es que si tienes un poco de tripita tienes las cartas a tu favor. Vas a atraerles sexualmente mucho, mucho, mucho. Y lo siento por las mujeres rectas, poco definidas y planas, pero ya no gustan. ¡Vaya por Dios! Así que sé lista y explota todavía más tus encantos bajo las sábanas. Nunca te sientas gorda, sino moldeada. Te encontrarán irresistible.
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